Unos tanto y otros tan poco. Si Nintendo reveló el otro día que sus beneficios reales habían sido la mitad de los previstos, por culpa de la mala situación de la Wii U y el lento arranque de la 3DS en Occidente, ahora Sony anuncia que el final del año fiscal va a superar sus expectativas. Si en febrero calculaban que sus beneficios iban a ser de 20.000 millones de yenes, ahora prevén que sus accionistas se repartan 40.000 millones de yenes (unos 311 millones de euros).
No, no es que últimamente el segmento PlayStation se haya disparado o que vendan más televisores que antes. En el propio informe de la compañía se especifica que estos beneficios se deben sobre todo a la venta de varios bienes inmuebles, como la sede de Sony en Nueva York o un edificio de oficinas en Tokio. También ha ayudado el buen hacer del departamento financiero en sus inversiones y a la depreciación del yen frente a otras monedas, mayor de la que se esperaba. No podemos olvidar que este mes Japón ha empezado un ambicioso programa contra la crisis, inyectando millones de yenes para estimular su economía (de todos los grandes mercados, ahora sólo Europa sigue con su política de cero estímulos).
Aunque es probable que los resultados para PlayStation no hayan sido tan malos como se creía en un principio, Sony no puede cantar victoria aún. De hecho, este anuncio es más bien una losa sobre Nintendo, ya que la Gran N también debería haberse visto beneficiada por las fluctuaciones del yen, pero no ha sido suficiente para evitar unos beneficios raquíticos.
Si es así es una noticia magnífica, a Sony ya le tocaba volver a tener beneficios tras las enormes pérdidas que ha ido arrastrando durante los últimos años, solo queda esperar que no se duerman en los laureles y sigan luchando con todas sus fuerzas porque la enorme competencia que suponen Samsung, LG y Apple no le dejarán ni un momento de suspiro.
ResponderEliminarMe alegro por Sony, en serio, pero me alegraría más si estos buenos resultados que esperan hubiesen sido fruto de una buena gestión de sus productos y no de golpes de suerte (como la depreciación del yen), de venta de elementos que no forman parte de su negocio (los edificios) o de maniobras financieras.
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