Hoy, en la Euskal Encounter, Josu Cobelo de Jokoga Interactive ha dado una charla sobre los videojuegos de impacto social y su creciente importancia como vehículo para transmitir valores. Ojo, no confundirlos con los videojuegos sociales, es decir, los juegos online y de redes sociales. Un videojuego de impacto social es aquel que, además de entretener y proponer un reto al jugador, también transmite mensajes sociales. Ya sea para desvelar situaciones injustas, tratar de lograr un cambio en la gente o promover valores, los videojuegos pueden ser un medio de comunicación muy útil.
¿Pero cómo es un videojuego de impacto social? Josu Cobelo ha propuesto cinco ejemplos de este tipo de videojuego:
- September 12th: A Toy World: Una crítica a la guerra contra el terror de EEUU tras los atentados del 11-S.
- Dys4ia: Conjunto de minijuegos sobre los problemas de la transexualidad.
- Mario Kills Tanooki: Polémico juego de PETA contra el uso de pieles animales.
- BlindSide: Juego para móvil que reflexiona sobre la ceguera.
- Papo y yo: Uno de los pocos ejemplos en que este tipo de juegos ha conseguido dar el salto al mercado comercial.
La guerra no es tan divertida con civiles en medio, ¿verdad? |
Lo cierto es que la mayoría de juegos de impacto social son fruto de amateurs, incluso de gente que nunca antes había tenido contacto con los videojuegos. Tanto en el cine, la literatura y la música, hay ejemplos de artistas concienciados que logran aunar éxito comercial con mensaje social (y si no, que se lo digan a Michael Moore), pero en el caso de los videojuegos, un sector que mueve más dinero que el resto de industrias audiovisuales juntas, esos ejemplos aún no se dan.
Es una lástima porque, en palabras de Josu Cobelo, los videojuegos son un vehículo ideal para este tipo de mensajes gracias a la interacción, la inmersión de los jugadores y la posibilidad de experimentar vidas ficticias. Pues no hay mejor manera de aprender que vivir experiencias. ¿Pero por qué no se hace? Según Josu Cobelo, se debe en buena parte a los costes (los videojuegos no sólo son más caros que otros medios, sino que además requieren unos conocimientos previos para desarrollarlos; para escribir un libro sólo hace falta no ser analfabeto), las limitaciones de acceso al mercado (vete tú a venderle a una editora esta clase de videojuegos) y la manida idea de que un juego educativo no puede ser divertido.
Para paliar estos problemas han surgido iniciativas como Games 4 Change, una organización sin ánimo de lucro que trata de catalizar los esfuerzos de los creadores de estos juegos y ayudarlos en lo que puedan, así como promover el uso de los videojuegos como herramienta de desarrollo humanitario. En cuanto a Jokoga Interactive, la empresa de reciente creación trata de aportar su granito de arena con desarrollos de más calidad y visión comercial, sin por ello perder el menaje social. Su primer juego, una aventura con el deshielo del Ártico como telón de fondo, está previsto para diciembre.
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