En otro episodio más del espinoso asunto de los derechos de autor en Internet, YouTube ha renovado hace unos días su sistema de Content ID Claim para retirar de su web aquellos vídeos que infrinjan el copyright. Sin embargo, el resultado está siendo una polémica que amenaza con alienar a los usuarios de YouTube y hundir la imagen de las compañías de videojuegos.
El sistema no es muy diferente a lo que se llevaba haciendo hasta ahora. Mediante la herramienta Content ID, los propietarios de copyright pueden encontrar vídeos que utilicen todo o parte de su material y marcarlos como infractores. Entonces el dueño del vídeo recibe un aviso de YouTube y se le corta su acceso a la monetización de los anuncios. La situación sigue así hasta que YouTube decide si el contenido es legal o no. Por supuesto, los usuarios pueden disputar esa infracción, pero el dueño de los derechos tiene hasta un mes para responder y, mientras tanto, si el usuario recibe demasiadas alertas por infracción de copyright, puede perder su cuenta.
El problema ahora es que con los nuevos ajustes, YouTube está marcando como posibles infractores cientos de vídeos que hasta entonces habían pasado el filtro sin problemas. Está afectando especialmente a la comunidad de streaming, como los vídeos Let's Play que se han hecho muy populares en los últimos tiempos y que han permitido a unos pocos y famosos afortunados poder vivir de sus reseñas de videojuegos. Es más, ciertos canales alertan de que YouTube está planeando hacer "revisiones anticipadas" de los vídeos incluso antes de que puedan subirlos para comprobar si infringen las normativas del copyright o no. Luego están los casos en que contenido perfectamente legal, incluso con permiso explícito de los dueños del copyright, está siendo marcado como infractor en nombre de terceras compañías de las que nadie sabe nada.
A pesar del revuelo creado, esta situación no es exactamente nueva. En mayo muchos pusieron el grito en el cielo cuando Nintendo empezó a quedarse con la monetización de sus vídeos Let's Play. La diferencia es que ahora el tráfico de infracciones se ha disparado en espacio de apenas unos días. El meollo del asunto es la nebulosa jurisprudencia sobre derechos de autor en América y las excepciones sobre "uso justo" de los mismos por terceros. Siendo estrictos, para saber si los contenidos infringen el copyight habría que examinarlos caso por caso (y luego dependería de la sentencia del juez), pero con el volumen de horas de vídeo subidas a YouTube cada minuto, se trata de una tarea prácticamente imposible. Mientras tanto, YouTube seguirá metiendo a justos y pecadores en la misma red hasta que se presente una solución mejor, o hasta que la presión externa les haga ver que es más rentable proteger a los usuarios que a los propietarios del copyright.
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