Estuve ayer en la
Euskal Encounter en una conferencia titulada
Videojuegos: nuevas tecnologías que despegan anclados en viejos prejuicios. Su ponente, Urko Fernández de
Pantallas Amigas, trataba una serie de temas espinosos que a los jugones no les gusta recordar pero que afean sobremanera la imagen del ocio digital: racismo, homofobia, machismo y groserías varias. Porque aunque como bien mostró Daniel Parente en su blog
con unas recientes infografías los videojuegos no son tan negativos como medios demagógicos han querido pintarlos, no se puede negar que existe un
lado oscuro que hay que afrontar.
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Persona normal + Anonimato + Público = Cabronazo total |
Urko Fernández consideraba en la conferencia que la raíz de la mayoría de problemas viene de las groserías y la mala educación, especialmente importantes en juegos online. No es algo nuevo; el anonimato de Internet alienta a trolls, ciberacosadores y otra fauna indeseable. Es una minoría beligerante, pero su comportamiento es contagioso y acaba alienando a la mayoría. Es la
Ley de Fuckwad (ver arriba).
Veamos ahora los elementos del lado oscuro que Urko Fernández menciona:
Cheating
Es bien sabido que existen trucos para conseguir una ventaja en los juegos sobre lo que normalmente debería ocurrir. Hay diseñadores que se plantean si que un jugador recurra a trucos representa un fracaso del diseño original del juego. Si alguien se hace trampas al solitario no es gran cosa, pero en
partidas multijugador lleva a problemas, baneos e incluso motiva a algunos jugadores honrados a cometer trampas también.
Homofobia
Volviendo al online, no es raro escuchar expresiones homófobas (y más si alguien es abiertamente homosexual). En el diseño de los juegos en general tampoco había (en el pasado) personajes u opciones homosexuales, aunque eso es algo que
está empezando a cambiar. Bioware, por ejemplo, se ha labrado cierta reputación de apertura al respecto, aunque eso también
le ha generado algunos problemas.
Racismo y xenofobia
Aquí Urko Fernández no se ha querido meter mucho, contentándose con señalar que muchos juegos recurren a
típicos tópicos sobre minorías, etnias y países enteros. Nada fuera de lo normal ni tampoco demasiado criticable... siempre que esos tópicos no sean abrumadoramente negativos, claro. Aún así, ha comentado
la famosa polémica sobre Resident Evil 5, con su imagen del hombre blanco matando legiones de negros vociferantes.
Machismo y misoginia
Ah, la madre del cordero. Como ya comenté en su día sobre los trailers de
Hitman: Absolution y
Tomb Raider, están saliendo últimamente a la luz muchas polémicas sobre
sexismo en los
videojuegos y entre los
videojugadores. Tampoco es algo nuevo. La
hipersexualización de los personajes femeninos es el pan nuestro de cada día y existen webs desde hace tiempo dedicadas a recoger las lindezas que muchas videojugadoras se suelen encontrar cuando juegan online, como
Fat, Ugly or Slutty y
Not in the Kitchen Anymore.
Urko Fernández también ha hablado de dos casos con nombre y apellidos que demuestran un alto grado de misoginia. Por un lado, el de
Aisha Tyler, actriz y presentadora, que fue muy criticada por su actuación en la E3 con comentarios hirientes
a los que respondió con una foto y unas duras palabras en Facebook. Por otro, el caso de
Anita Sarkeesian. Sabía que esta mujer había recibido muchas críticas por
su campaña de Kickstarter para realizar vídeos sobre el sexismo en los videojuegos. Lo que no sabía es que incluso un desaprensivo había creado
un videojuego en el que podías pegarle en la cara a Sarkeesian... precisamente demostrando por qué el sexismo es un problema que no está superado.
Conclusiones
Para qué negarlo, muchos de estos problemas son compartidos por otros medios, empezando por el
cine y la
televisión. Sin embargo, Urko Fernández señalaba una reflexión importante: los videojuegos no tienen tantas décadas a su espalda, son un producto más "moderno", y sin embargo
caen en los mismos vicios. ¿Tan mal esta la especie humana en general? Aunque no se diga en alto, se suele tener la sensación de que los videojuegos son un coto privado para hombres jóvenes de raza blanca de países desarrollados, cuando en realidad el mercado ahí fuera es enorme y variado.
Estas apreciaciones de Urko Fernández pueden parecerles a algunos un poco exageradas, pero comparto la mayoría de ellas. Es difícil ver con
perspectiva una afición propia, pero si nos alejamos un poco veremos que estas polémicas hacen daño a la imagen de los videojuegos en general. La primera respuesta suele ser
matar al mensajero y utilizar la carta del "somos unos incomprendidos". Lo siento, pero si a los políticos no les funciona, a los videojuegos tampoco. El argumento de que la mayoría de estos comportamientos pertenecen a minorías estúpidas es más verdadero, pero no excusa cuando este "lado oscuro" viene avalado en ciertos casos por diseño de los desarrolladores. Y aunque otros medios de evasión tampoco son precisamente inocentes, ¿no estaría bien que los videojuegos fueran el
ejemplo a seguir? A fin de cuentas, ya son el entretenimiento preferido de las nuevas generaciones. Soñar no cuesta nada.