"Mamá, ¡yo quiero uno de esos!" |
EA al principio no entendía la razón de las protestas, a pesar de que medios como Gameological y Eurogamer les habían lanzado pullas bien argumentadas. Los responsables de Medal of Honor decían, con razón, que todos los ingresos derivados de las ventas del Voodo Hawk iban a ir destinados a Project Honor, un programa de ayuda para las familias de soldados muertos o heridos. Sobre el papel, tiene su lógica. Cualquier estudiante de primer año de Publicidad sabe que no hay nada como contribuir a una buena causa para tener buenas relaciones públicas, incluso si a la vez estás ganando dinero con eso. Pero se han olvidado de lo fundamental: los shooters ya están en el punto de mira de la sociedad por acusaciones de incitación a la violencia. La defensa siempre ha sido que una cosa es un juego y otra la vida real, pero EA está rompiendo la cuarta pared con promociones como esta. En EEUU es un tema especialmente delicado, con todos los líos sobre la regulación de armas, una situación que ha vuelto a primera plana tras el reciente caso del pistolero asesino en el estreno de The Dark Knight Rises.
Al final EA ha dado su brazo a torcer y ha retirado la publicidad y la promoción de armas reales, pero lo ha hecho a regañadientes, así que no creo que haya aprendido la lección. En su búsqueda del "realismo" y la "autenticidad" definitivas (lo dice su página web, que conste) se están olvidando de otros aspectos fundamentales. Hace poco Warren Spector lanzó una crítica sobre esta obsesión. Quizás es un asunto cultural, como lo que hablé en el post del otro día, y que los americanos ven estas cosas con otros ojos. Sin embargo, EA es una empresa global y uno de los gigantes del sector de los videojuegos. Si por un beneficio localizado y a corto plazo daña la imagen de los videojuegos en general, se está haciendo un flaco favor a sí misma y a los demás.
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