El Conejo de Duracell de las constituciones |
- Los jugadores tendrán el derecho a devolver al editor los juegos incompatibles o que no funcionen con un nivel de rendimiento aceptable, siéndoles devuelto su dinero en un plazo razonable de tiempo.
- Los jugadores tendrán el derecho a que los juegos que compren funcionen como fueron diseñados para ello sin defectos técnicos que pudieran afectar a la experiencia jugable. La determinación de este aspecto será realizada por el jugador.
- Los jugadores tendrán el derecho a recibir actualizaciones que corrijan defectos mínimos, así como las que mejoren la jugabilidad basándose en las observaciones de los jugadores, dentro de unos límites razonables.
- Los jugadores tendrán el derecho a que sus juegos no necesiten un administrador de descargas externo instalado para funcionar.
- Los jugadores tendrán el derecho a que sus juegos funcionen adecuadamente siempre que su hardware cumpla los requisitos mínimos indicados.
- Los jugadores no tendrán que soportar que sus juegos instalen drivers ocultos en sus ordenadores.
- Los jugadores tendrán el derecho a re-descargar la versión más nueva del juego que hayan comprado.
- Los jugadores tendrán el derecho a poder usar sus juegos sin ser incordiados por administradores de protección de copias o de derechos digitales.
- Los jugadores tendrán el derecho a jugar a juegos de un jugador sin necesidad de conexión a Internet.
- Los jugadores tendrán el derecho a transferir la propiedad de una copia física de un juego que posean a otra persona.
Esta Carta de Derechos se inclina más por el PC que por otras plataformas, hay detalles en los que a veces se queda corta (Europa ya está hablando de lo que pasa con las copias digitales, no sólo las físicas), y la propia Stardock más de una vez ha vulnerado estos derechos, pero aún así es un paso en la dirección correcta. Si una empresa de videojuegos quiere labrarse una buena reputación entre sus clientes, no haría mal en seguir estas enmiendas, que algún legislador avispado debería poner sobre el papel. El consumidor no es un saco de dinero, es una persona con derechos.
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