Hace unos días
hablé de la pelea monumental que había
obligado a cerrar temporalmente una de las fábricas que
Foxconn, la compañía taiwanesa líder en fabricación de aparatos electrónicos, tiene en
China. En aquel artículo me pregunté cuál sería la reacción de los consumidores si los problemas de Foxconn afectasen por ejemplo a la producción de Wii U. Pues el ejemplo no ha caído muy lejos, porque la afectada ha sido la nueva maquinita milagrosa de Apple, el
iPhone 5. ¿La causa?
Una huelga de los trabajadores de la fábrica de Zhengshou.
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Lo cambia todo, salvo las condiciones laborales de los chinos |
Todo empezó cuando los inspectores de calidad se negaron a aparecer en sus puestos de trabajo. Al parecer, los amables encargados de Foxconn habían ordenado a los trabajadores de sus fábricas que siguiesen currando durante la semana del
1 al 8 de octubre, que en teoría son temporada de
vacaciones en China. No contentos con negar la oportunidad de unas vacaciones al explotado personal de sus fábricas, Foxconn también había exigido
controles de calidad más estrictos, lo cual había llevado a peleas entre los inspectores de calidad y los trabajadores de las líneas de producción. Visto la que se puede montar con una pelea en Foxconn, no me extraña que los inspectores decidiesen plantarse.
En su mejor momento, la huelga se extendió por varias fábricas, sumando a unos
4.000 trabajadores. Pero tranquilos, fans de Apple, que la situación ya ha sido controlada: el pasado sábado, Foxconn dijo que
despediría a todo aquel que no apareciese en su puesto de trabajo y el asunto se solucionó. Así de fácil. Esperemos que esos trabajadores quejicas hayan aprendido la lección para cuando salga la Wii U (y si no se nota, estoy siendo sarcástico).
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