martes, 23 de octubre de 2012

Brasil, un mercado en ebullición

Finaliza la quinta edición de Brasil Game Show con un resultado apabullante: más de 100.000 personas han pasado por sus stands. Para hacer más remarcable esta cifra, hay que recordar que en su primer año sólo consiguieron atraer a 4.000 visitantes, así que la mejoría ha sido rápida y espectacular. Esta feria ha puesto a Brasil, la actual potencia emergente en Sudamérica, en el centro de la actualidad de la industria del videojuego.

Concierto de Video Games Live en Brasil
Brasil es un país enorme, qué duda cabe, pero no se suele pensar en él como una meca para los videojuegos. Sin embargo, es una opinión errónea. El mercado de videojuegos brasileño creció un 83% en valor y un 138% en volumen en el último año. Aunque en comparación sus cifras globales equivalen a apenas el 2% del mercado estadounidense, son números prometedores, más si se tiene en cuenta que Brasil es un país con casi 200 millones de habitantes, de los cuales la mitad tiene conexión a Internet, y empieza a surgir una pujante clase media con ganas de gastar dinero en ocio electrónico.

Brasil Game Show 2012
Pero aquí empiezan los problemas, porque las autoridades brasileñas son muy proteccionistas e imponen unos impuestos de aúpa a cualquier producto importado (sí, las descargas digitales o las transacciones con tarjetas de crédito internacionales también se consideran importación), lo que unido a los propios costes del producto y de su traslado, hacen que los precios de las consolas en el país sean prohibitivos. Agarraos cuando veáis los precios que tenían las consolas en su lanzamiento en Brasil: Wii: 2.399 reales brasileños (906 €), PlayStation 3: 1.999 reales (755 €) y Xbox 360: 2,999 reales (1.132 euros), según cifras de Gameindustry (aunque la PS3 me parece extrañamente barata para esos precios).

En Brasil tampoco faltaron chicas guapas en los stands
Aunque Microsoft especialmente se ha puesto las pilas y ha empezado a fabricar su consola en Brasil para eludir las tasas a la importación, resulta un poco tarde para acabar con el enorme mercado pirata que ha surgido al calor de precios tan desorbitados. También es tarde para frenar el imparable ascenso de los juegos para móviles y los free-to-play, que se llevan el gato al agua en el mercado brasileño. Pero aviso a navegantes, la monetización se hace incluso más difícil que en otros sitios, no tanto porque los brasileños no estén tan dispuestos a pagar (al contrario, con menor nivel de renta están dispuestos a gastar lo mismo que un americano o un europeo), sino porque el ciudadano de a pie desconfía de los bancos y no le gusta usar tarjetas de crédito, especialmente las internacionales, que luego les asan a impuestos.

Para más información sobre estos y otros jugosos detalles del mercado brasileño de videojuegos actual, podéis consultar un enjundioso artículo de Gameindustry al respecto o, si os va más la brevedad, la ficha de MCV.

2 comentarios:

  1. Alucino con el precio de las consolas, pero por cosas como estas se entiende el gran impacto y repercusión que siempre ha tenido la Master System en Brasil, que es digno de estudio.

    Hay una serie de territorios como China, Brasil, México o Suáfrica que tienen un potencial enorme en el campo de los videojuegos. Ojalá la industria se desarrolle de forma sana y tengamos nuevas compañías y videojuegos que den aire fresco y nuevas apuestas.

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    1. Sí, la verdad es que en buena parte los gustos retro de los brasileños vienen de la imposibilidad de acceder a las nuevas consolas. ¡Es que esos precios son una barbaridad! Tengamos en cuenta que el PIB per capita de Brasil es de 12.789 dólares, mientras que el de España, por ejemplo, es de 32.077 dólares (según el FMI).

      Ciertamente, los mercados emergentes que acabas de mencionar tienen un potencial enorme. Sin embargo, por problemas similares a los de Brasil y otros, la estrategia tradicional de las empresas de videojuegos no funciona. Las compañías necesitan ser más flexibles, adecuarse a la realidad de cada lugar y, por desgracia para ellas, no están siendo lo suficientemente rápidas.

      En esos lugares sí tiene mucho sentido el free-to-play y las formas de distribución digitales. Para cuando Sony, Microsoft y Nintendo se pongan las pilas, probablemente ya se habrán consolidado en esos mercados empresas propias de gran solidez que puedan disputarles el mercado. Lo cual tampoco es malo, por supuesto.

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