Desde Microsoft han vendido la noticia como una forma de escuchar las demandas de los fans, pero a nadie se le escapa que los fans llevaban demandando una opción así desde mucho antes de que la Xbox One saliera a la venta y que ha pesado mucho la diferencia que ahora mismo mantienen con Sony (PS4 ha vendido siete millones de unidades por las cinco millones de Xbox One). Con esta medida, la Xbox One se colocará a la par que su rival PS4 en cuanto a precio, nivelando la balanza y probablemente aumentando las ventas.
La reacción de los desarrolladores ha sido positiva, aunque carente de sorpresa. Estaba claro que Kinect encarecía demasiado el precio de Xbox One y que Microsoft debía hacer algún movimiento tarde o temprano. Aunque seguirá habiendo soporte de Kinect, con esta medida pasa de ser una "parte esencial de la experiencia Xbox" a un elemento opcional. Esto probablemente motivará a muchos desarrolladores a replantearse su desarrollo para Kinect.
Por si acaso, Microsoft ya ha anunciado que no piensa dar ningún tipo de compensación (como si hizo Nintendo con su programa embajador después de la bajada de precio de 3DS) para los compradores iniciales de Xbox One que tuvieron que pagar por el sistema Kinect, lo quisieran o no.
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