Los esperados recortes en impuestos al sector del videojuego en el Reino Unido van a tener que esperar. A pesar de ser considerado uno de los grandes puntos del nuevo presupuesto británico, el gobierno de su anglicana majestad ha anunciado que no podrá implantarlos hasta recibir el visto bueno de la Comisión Europea. El anuncio, por supuesto, ha irritado a los responsables de la industria de videojuegos del país. Aún así, hay una confianza generalizada en que esto no es más que un retraso temporal y que la ansiada bajada de impuestos llegará tarde o temprano.
El quid de la cuestión es el famoso "test cultural" del que ya os hablé en otra ocasión. Sí, sí, aquel de "demuestra lo británico que es tu juego", ya sea en los personajes, la historia, el idioma, los desarrolladores, etc. Cualquier desarrollador de videojuegos que quiera disfrutar de las ayudas del gobierno británico debe aprobarlo. Por desgracia, la Comisión Europea aún no le ha dado el visto bueno, con lo que no se puede aplicar la rebaja de impuestos sin violar la normativa comunitaria.
Y es que en la Unión Europea está prohibido que los países concedan ventajosas rebajas de impuestos a sus industrias salvo en casos especiales, pues entran dentro de la categoría "ayudas de estado". Es una prohibición lógica, dado que no todos los países tienen la misma capacidad de dar ayudas a sus empresas y se crearía un desequilibrio muy grande dentro de la Unión si no se hiciera así. Si habéis leído noticias económicas en los últimos años, habréis oído hablar de multas millonarias impuestas por Europa a aquellos que han concedido ayudas de estado sin su permiso.
Afortunadamente, los productos de interés cultural son uno de esos casos especiales que pueden recibir ayudas. ¿Por qué creéis si no que en España estuvieron todos tan contentos cuando los videojuegos fueron declarados industria cultural? ¿Por el reconocimiento social? Bueno, sí, un poco, pero sobre todo fue por el dinero que pensaban que podían conseguir (lástima que el gobierno no moviese un dedo). Quien sí se ha movido ha sido el Reino Unido, que planea convertirse en la meca tecnológica de Europa al estilo de California en EEUU, pero hasta que la Comisión Europea no apruebe su test cultural no podrán demostrar que los videojuegos son un caso especial digno de ayudas. Así que hasta entonces la rebaja de impuestos queda suspendida.
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