Ayer terminaron las rebajas de verano de Steam que, como viene siendo habitual, han aligerado los bolsillos de los consumidores y han llenado un poco más las arcas de Valve. Pero también hay otra tradición con las rebajas de Steam, que es la de criticarlas. Y no precisamente por crear adictos al consumo (que también), sino porque
"devalúan" los videojuegos. En efecto, dado que acusar a las rebajas de dañar los intereses económicos de la industria
hace tiempo que se ha demostrado falso, ahora se las acusa de atentar contra el esfuerzo de los desarrolladores haciendo que la gente crea que los videojuegos en realidad valen muy poco.
Antes de seguir, marketing básico. El precio no es sino un
indicador de valor. Es un acuerdo entre el vendedor y el consumidor sobre el valor de un producto basado en la oferta y la demanda. El vendedor tiene derecho a poner el precio que estime oportuno (que puede ir desde gratis hasta infinito), y el consumidor tiene el derecho de aceptar ese precio o no, y pagar o no pagar en consecuencia. Problema: el valor es un concepto muy subjetivo. El vendedor hace cálculos de lo que espera vender, lo que le ha costado llevar el producto a la tienda y el beneficio que espera obtener de ello. En cuanto al otro extremo, cada consumidor es un mundo, y en una industria del ocio como la de los videojuegos es difícil predecir el valor que le va a dar al producto.
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No, no todos los consumidores son como Philip J. Fry |
Se manejan muchos términos para hablar de la relación entre valor y precio. Hay quien habla de calidad-precio. ¿Pero qué es calidad? ¿Los mejores gráficos de última generación, la mejor historia, el desarrollo más caro, la jugabilidad más creativa? Hay quien quiere volver a ver a sus personajes favoritos, otros quieren experiencias nuevas, y también están los que son sibaritas de un género en concreto. No, en el mundo de los videojuegos no se puede usar un término como "calidad" sin que estallen guerras en Internet. Por eso, en busca de un término más "objetivo", hace tiempo que se viene utilizando la monstruosa falacia del
precio por hora.
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Los australianos lo tienen incluso peor que en Europa |
¿Qué es el precio por hora? Generalizando: un videojuego de 60 euros parece caro cuando se compara con una entrada de cine de 6 euros, pero si comparamos las horas de diversión que ofrecen, resulta que el videojuego te sale a un euro la hora, mientras que la película te sale a 3 euros la hora. ¿A que hay diferencia? Este argumento se ha utilizado, entre otras cosas, para defender el desarrollo de
multijugador en la mitad de los juegos actuales y el uso de
DLC. Por lo tanto, para un defensor de este argumento, las rebajas de Steam están abaratando el valor de la hora hasta extremos tercermundistas, lo que atenta contra el esfuerzo de los desarrolladores por dar valor a sus juegos.
Sin embargo, el argumento comete un error gravísimo:
dar por supuesto que la gente va a jugar todas esas horas. En el caso anterior, supongamos que al de una hora he decidido que tanto la película como el juego son bazofias que no merecen mi tiempo ni mi dinero. En el caso de la película, puedo consolarme diciéndome que 6 euros por dos horas malgastadas no ha sido para tanto (o incluso una hora solo si la película es tan mala que decido irme de la sala). En el caso del videojuego, son 60 euros por una sola hora de supuesta diversión. ¿Quién me devuelve el precio del tiempo perdido? No hay garantías para eso. Las rebajas reducen el riesgo para el consumidor, animándole a probar cosas que de otro modo jamás probaría, al mismo tiempo que garantizan unos réditos para los desarrolladores (algo que la piratería y la segunda mano no).
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El dios de las rebajas |
La triste verdad que pocos quieren reconocer en voz alta es que desarrollar juegos es, por lo general,
caro, e incluso cuando no lo es, a la mayoría de la gente metida en la industria le gustaría ganar lo suficiente para comer, pagar la hipoteca y sacar algún beneficio, pero que a menudo ocurre que a los consumidores no les gusta lo que hacen y no venden. Y aunque bajar los precios aumentaría las ventas, no todos están seguros de que esa subida compense en los resultados finales. De ahí el miedo a las rebajas de Steam. Porque cada vez que ocurren, más y más consumidores se preguntan si el resto de tiendas, reales u online, no podrían ser igual de flexibles. Pero si a los consumidores no les gusta el riesgo, a las editoras aún menos.