Las aventuras de Sega en el mercado de las videoconsolas dan para una tragedia griega, en el que el héroe bendecido por los dioses acaba cayendo ante los embates del destino. Bueno, estoy exagerando un poco, pero es triste pensar lo bajo que ha caído una compañía que durante un tiempo intentó medirse de tú a tú con Nintendo. Pero mientras las dos empresas luchaban entre sí (mascotas incluidas), una nueva amenaza acechaba en el horizonte: Sony y su PlayStation.
Dreamcast fue la última consola fabricada por Sega, su intento final de mantenerse en el negocio del hardware para videojuegos, siempre más arriesgado que el software. Aunque al principio las ventas fueron buenas, Sony dio un golpe sobre la mesa con su PlayStation 2. La Dreamcast, a pesar de ser "una consola adelantada a su tiempo" (como tanto gustan decir los nostálgicos), no pudo resistir y, tras sufridas reestructuraciones internas, Sega dejó de venderla.
Este anuncio para el lanzamiento de Dreamcast tiene lo que hay que tener: misterio, acción ciberpunk y, cómo no, Sonic. También apunta contra la competencia (fijaos en el brazalete de la espía industrial), una forma muy poco sutil de acusar a otros de querer robarles las ideas. Pero aún así, la originalidad y la calidad no son siempre suficientes para vender, ni siquiera en publicidad.
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