domingo, 27 de mayo de 2012

1001 videojuegos a los que hay que jugar antes de morir... ¿pero cómo?

A los seres humanos les encanta hacer listas. La escritura se inventó para eso, precisamente, no para novelas, cantares épicos ni textos sagrados. Listas de grandes videojuegos no son una excepción. En Otakufreaks están organizando estos días un sorteo en el que regalan un ejemplar del libro 1001 videojuegos a los que hay que jugar antes de morir, de Tony Mott, redactor jefe de la revista Edge. He podido echarle un vistazo y no está mal. Aprecio especialmente que estén en orden cronológico, lo que hace que funcione como repaso temporal y, a la vez, evita derramamientos de sangre por decidir "cuál es el mejor videojuego de la historia".

Pero hay un problema.


No, no voy a meterme en el manido debate de si en el libro están realmente los 1.001 mejores videojuegos de la historia, si se quedaron algunos por el camino o si algunos de los incluidos no deberían estar ahí. Supongamos, por un momento, que la lista es 100% fiable y que leer ese libro me ha despertado las ganas de probar joyas jugables atemporales. ¿Ahora dónde las encuentro?

La respuesta: en muy pocos sitios, al menos si intento ser un ciudadano modelo y utilizar las vías de distribución legales. Lo cierto es que la industria del videojuego vive a tiempo presente, sin mucha más preocupación por el pasado que ver maneras de exprimir franquicias consolidadas. Y no es que falten medios para conservar la historia del videojuego, al contrario de lo que pasó con la industria del cine en las primeras décadas o todos esos libros anteriores a la imprenta. El problema es que la labor de conservación parece quedar en su mayoría en manos de comunidades de roms sin permiso legal.

¡Exijo un remake de Pong con gráficos de última generación!
Siempre he estado a favor de ports y remakes fieles al original. Son una oportunidad de disfrutar de grandes clásicos del pasado. Sin embargo, ojalá fueran producto de un interés genuino de la industria del videojuego por conservar su historia en lugar de un nuevo intento de ordeñar al consumidor.

2 comentarios:

  1. Triste pero cierto, la falta de un sistema universal o estándard de juego impide que podamos jugar a juegos de cualquier época, hasta el punto que por mucho que tengamos comprado un juego quizá no podemos jugarlo porque no tenemos la consola indicada o la tenemos y no nos funciona.

    Y como las compañías no se preocupaban por eso, los propios consumidores nos movimos y formamos la comunidad de la emulación, que no es lo mismo, pero nos permite disfrutar y revivir todos esos juegos que nos perdimos o no llegaron por aquí, aunque a vista del éxito y que había un mercado para juegos antiguos, ahora parece que todas las grandes se han apuntado a lo de las tiendas digitales para poder dar una segunda vida a todos esos juegos pasados.

    Por otra parte, yo no entiendo todas las críticas y quejas que hay siempre por por los ports y remakes, es una forma de que los nuevos jugadores puedan tener acceso a juegos del pasado, quien no los quiera que no los compre, pero no hay que dejar que los juegos del pasado caigan en el olvido.

    PD: ¡Suerte!

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    1. Sí, lo de la obsolescencia de las plataformas trae incluso más problemas. Y de los formatos, claro. La música y el cine también han pasado por lo mismo.

      Aprecio a las comunidades de emulación. Han hecho un trabajo ímprobo para mantener la historia del videojuego con vida. Las empresas los llamarán piratas, pero alguien tenía que hacer esa labor que ellos no tocaban. Ahora sí, tienes razón, parece que han encontrado un nicho en las tiendas online, pero ha sido tras décadas de sequía.

      Yo sí entiendo las críticas a ports y remakes, aunque no las comparto. Se las acusa de "sacacuartos", de "exprimir al personal con antiguos éxitos en lugar de innovar", etc. ¿Pero cómo vamos a valorar la innovación si no probamos las mieles del pasado?

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